Felipe, mi viejo amigo el loro, lleva unos días algo mustio. No quiere hablar y mucho menos cantar. A él le gusta entonar la letrilla de Flint, la del "cofrrre del muerrrrto y una botella de rrrrrron", tal y como él lo pronuncia. Le pregunto si es que echa de menos las largas travesías a bordo de El Huracán o si es simplemente el no haber probado una gota de aguardiente desde que dejamos las costas de Cabo Verde, hace ya varios meses. Yo le he ofrecido un traguito de ron, pero a Felipe nunca le gustó. Sólo una vez le he visto probarlo, cuando conoció a aquella periquita antillana en Portobello y le pidió que le acompañara al zarpar, pero se vé que eran de diferentes especies y su familia quería para ella un tucán banquero o un papagayo político y no un loro filibustero. Como no había aguardiente, pilló lo primero que había, según él "para quitarrrrme las penas": pobre Felipe, aún no sabía que las penas de amores, con el ron, lo que hacen es triplicarse. Recuerdo al día siguiente, ya a bordo y navegando, cómo entre el cocinero y yo tuvimos que meterle a empujones por el pico la sopa anti-resaca, una vieja receta pirata a base de hiel de pescado, pimientos picantes y algas para combatir los efectos del exceso de ron. Sí Felipe, sí; no me mires así que fue por tu bien (si no estuviera tan alicaído habría contestado "cabrrrronesss").
Te prometo que destilaremos aguardiente dentro de poco, no te agobies y alegra esa cara ¡por el ojo tuerto de Black Dog!...
...Sigue igual; ni siquiera la promesa del aguardiente le ha animado. Pero tampoco me ha dicho qué le ocurre y estoy empezando a preocuparme. Y ahora que lo pienso, también estoy algo tristón. No me angustia pensar que nunca volveré a mi hogar, pero sí echo de menos el rugir del viento frenado por el velamen y el crujido del maderamen con el balanceo del barco. Tras una vida tan agitada, tanta tranquilidad y sosiego pueden llegar a ser enemigos implacables si llegaran a convertirse en hastío y aburrimiento. Y el tiempo que no deja de correr, en este caso lentamente, oxida más que el puro salitre. Puede que ambos estemos empezando a sentir la languidez propia del umbral de la vejez. Además ¿de qué nos sirve el botín si aquí no podemos gastarlo? ¡Por el barco maldito de Barend Fokke!*Si esto sigue así, tendremos que pensar en algo y pronto, o terminaremos con nuestros huesos pelados al sol antes de tiempo.
¡Lechuguino! deja de escribir y saca una bolsa de tabaco que hay dentro de ese cofrecillo y coge las cachimbas que hay en ese estuche. Fumaremos y beberemos hasta que se nos ocurra algo; y no me digas que no haces ninguna de las dos cosas: siempre hay una primera vez para todo.
*Barend o Bernard Fokke, personaje real que se cree sirvió de modelo para el personaje de la obra "El Holandés Errante". Será comentado en otra entrada.
Te prometo que destilaremos aguardiente dentro de poco, no te agobies y alegra esa cara ¡por el ojo tuerto de Black Dog!...
...Sigue igual; ni siquiera la promesa del aguardiente le ha animado. Pero tampoco me ha dicho qué le ocurre y estoy empezando a preocuparme. Y ahora que lo pienso, también estoy algo tristón. No me angustia pensar que nunca volveré a mi hogar, pero sí echo de menos el rugir del viento frenado por el velamen y el crujido del maderamen con el balanceo del barco. Tras una vida tan agitada, tanta tranquilidad y sosiego pueden llegar a ser enemigos implacables si llegaran a convertirse en hastío y aburrimiento. Y el tiempo que no deja de correr, en este caso lentamente, oxida más que el puro salitre. Puede que ambos estemos empezando a sentir la languidez propia del umbral de la vejez. Además ¿de qué nos sirve el botín si aquí no podemos gastarlo? ¡Por el barco maldito de Barend Fokke!*Si esto sigue así, tendremos que pensar en algo y pronto, o terminaremos con nuestros huesos pelados al sol antes de tiempo.
¡Lechuguino! deja de escribir y saca una bolsa de tabaco que hay dentro de ese cofrecillo y coge las cachimbas que hay en ese estuche. Fumaremos y beberemos hasta que se nos ocurra algo; y no me digas que no haces ninguna de las dos cosas: siempre hay una primera vez para todo.
*Barend o Bernard Fokke, personaje real que se cree sirvió de modelo para el personaje de la obra "El Holandés Errante". Será comentado en otra entrada.
2 comentarios:
El título ha sonado algo así como... "se me ha muerto el canario"... mal rollo Pata Palo ;-)
Ese Felipe te ha contagiado la tristeza loruna. Con lo que me he reído yo con el video, ¡increible! :-)))
No es tristeza,es nostalgia (puede que ambas estén relacionadas)y creo que el contagio es mutuo.
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