sábado, 28 de marzo de 2009

Tortuga (2)


En fin, los españoles expulsaron varias veces a los malditos filibusteros de Tortuga, en su mayoría franceses e ingleses, pero debido a su escasa importancia económica y al reducido tamaño del territorio, optaban por abandonarla, pues consideraban excesivo el mantener una guarnición permanente en la isla. Esto provocaba que los filibusteros volvieran a ocuparla y que los españoles volvieran de vez en cuando a dar una batida. Tras una de ellas y anticipándose al regreso de los ingleses y franceses expulsados, fue ocupada por los holandeses. Esta mezcla de aventureros, contrabandistas, mercaderes más o menos ilegales, corsarios y filibusteros, junto a los recién llegados bucaneros de Hispaniola, fueron asentándose en la isla y a piratear y comenzaron a llamarse a ellos mismos "Hermandad de la Costa". Esta hermandad estaba única y exclusivamente formada por miembros masculinos, pues las mujeres tenían prohibida la entrada en esta isla, con las consecuencias que ahora relataré.
Los franceses han enviado a un gobernador con tropas, D'Ogeron creo que se llama, al considerar que la isla debería formar parte de sus colonias, ya que los españoles han optado definitivamente por no ocuparla y que la "población" era francesa en su mayoría. Y si no lo era, ya se encargaría él de que así fuese. Al ver la clase de chusma que tenía que gobernar y controlar, una de las primeras medidas que tomó fue expulsar a todos los ingleses. Otra, muy sonada, "importar" 1.650 prostitutas, medida que, en principio, puede parecer fuera de lugar pero que perseguía básicamente un objetivo: erradicar la homosexualidad. ¡Sí! ¡esos franchutes siempre igual!... Matelotage le llaman a las frecuentes uniones homosexuales ¡Lechuguino!: "cordelería" ¡como si estuviesen haciendo nudos marineros! ¡malditos gabachos sarasas!
Bien, ya está bien por ahora, lechuguino: vamos a asomarnos a ver si encontramos esas ropas y nos autoinvitamos a la fiesta que tienen montada esos cangrejos de arena traidores ¡por todas las anguilas que me las pagarán!


(Artehistoria) (Historia de los Bucaneros de América)

viernes, 20 de marzo de 2009

Tortuga (1)


Hemos cruzado a la parte sur de Tortuga aprovechando la noche, cerca de Cayona. Esos gusarapos están de fiesta: mejor que mejor; esperaremos a que el ron haga su efecto para entremezclarnos con la miltitud alcoholizada...pero el lechuguino y yo necesitamos otras ropas, por muy borrachos que estén, mis hombres nos reconocerían casi con toda seguridad...tenemos que buscar la parte de atrás de alguna casa y robar la colada de algún tendedero, no se me ocurre otra cosa menos arriesgada.
Mientras esperamos, os contaré algo sobre esta maldita isla, a la que se le llama Tortuga porque su forma recuerda al caparazón de ese animal, o eso dicen, porque a mí me parece una isla como todas y no le veo forma de tortuga por ninguna parte.
Colón descubrió esta isla en su primer viaje. Dista de Hispaniola unas 2 leguas* y en principio pertenecía a España. En tiempos de FelipeII la parte occidental de Hispaniola -como ocurrió con otras colonias insulares españolas- sufrió las consecuencias de las guerras que se sucedían en Europa, puesto que las mercancías pasaban de largo camino de la metrópoli que, debido a esas contiendas, engullía cantidad de suministros y riquezas para mantener y pagar a los ejércitos.
El contrabando se generalizó y si en Europa católicos y protestantes estaban enfrentados, aquí comerciaban libremente e intercambiaban productos sin el gravamen que suponían las tasas de la Casa de Contratación. Contrabandistas ingleses, franceses, holandeses y portugueses cruzaban desde las costas americanas hasta la parte occidental de Hispaniola y vendían sus productos a los colonos españoles, quienes a su vez vendían otros a los contrabandistas, en especial cuero. Pero, ya bajo el reinado de FelipeIII, la Audiencia de Santo Domingo decidió tomar cartas en el asunto y efectuó una redada entre los comerciantes ilegales españoles: curiosamente, más que las posibles mercancias adquiridas al margen de la ley, lo que trascendió fue el hallazgo de más de 300 biblias luteranas entre la población católica española: ¡hasta aquí podíamos llegar! El asunto era inadmisible para el gobierno metropolitano y el rey ordenó el desalojo y abandono de la parte occidental, Tortuga incluída. Todos los habitantes fueron evacuados y en 1606 dos tercios de Hispaniola estaban deshabitados. Gran cantidad de ganado, del que se obtenía el cuero, quedó abandonado volviendo al estado de salvajismo, reproduciéndose sin control y proliferando sin medida.
Estos desalojos se produjeron también en otras islas antillanas que, como antes se dijo, padecían las mismas condiciones que Hispaniola. En uno de ellos, en San Cristóbal, una flota española desalojó a contrabandistas ingleses y franceses, aunque una parte de estos segundos logró hacerse a la mar y escapar, llegando a la parte abandonada de Hispaniola, frente a Tortuga. Al llegar se encontraron con que había abundancia de ganado suelto, así que decidieron instalarse: Este sería el principio de los bucaneros.
La palabra bucanero proviene de la lengua de los indígenas caribes, en la que la palabra bucán (o bucana) sirve para nombrar a una rejilla de una madera resistente que se utiliza para ahumar la carne. Los refugiados franceses, que con el tiempo habían ido incrementando su número con aportaciones de otras islas, copiaron de los indígenas este sistema de conservación, al haber carne en abundacia, por lo que se les empezó a llamar bucaneros (fr. boucaniers).



No se debe confundir a los bucaneros con los filisbuteros ni con los piratas (como yo ¡por todos los demonios de los abismos!), aunque, al final, todos nos dedicamos a lo mismo.
Los filibusteros sólo actúan bordeando las costas con pequeños barcos, rápidos y maniobrables y rara vez se adentran en alta mar, a menos que no sea para huir como liebres asustadas ¡por las branquias de todas las merluzas! Más que abordar navíos, atacan pequeñas poblaciones costeras para saquear en tierra. Muchos filibusteros se asentaron en Tortuga y desde allí comenzaron a hacernos la competencia por todo el Caribe.
Por su parte, los bucaneros volvieron al antiguo comercio ilegal del cuero junto con la carne ahumada, contraviniendo así los dictámenes del gobierno de España, que veía cómo sus esfuerzos por dejar desierta esa zona habían sido inútiles, esta vez a causa de estos bucaneros, así que decidió exterminar al ganado, fuente de la materia prima en la que se basaba el contrabando.
Este exterminio provocó que la mayoría de los bucaneros se fuese a Tortuga, controlada por los filibusteros franceses, y que se asociaran con ellos para dedicarse a la piratería (aunque nada comparable a lo mío ¡malditos impostores!).
Lechuguino ¿estás escribiendo? tendremos que buscar para tí unas ropas de mujer, estás demasiado delgado para encontrar algo de tu talla ¡no pongas esa cara y carga la pluma, que aún no he terminado de narrar la historia de esta condenada isla! ¡por las púas de todos los erizos!




* unos 10 kilómetros

(Continuará)

domingo, 8 de marzo de 2009

Cementerio de Cuadernos de Bitácora

Las corrientes nos han traído a las costas de Hispaniola, frente a Tortuga, desde aquí puede divisarse su silueta. Por fortuna no hemos sido avistados y nadie sabe de nuestra llegada, así que esperaremos a la noche para acercarnos, hay luna llena y no será difícil atracar en alguna cala lejos de la vista de todos; necesito pescar a esos malnacidos por sorpresa, pues estarán convencidos de que el mar habrá dado buena cuenta del lechuguino y yo. Craso error que pagarán caro. Espero que no hayan vendido mi barco, nadie se atrevería a comprarlo sabiendo su procedencia...aunque si han divulgado mi muerte, es posible que alguien se atreva a adquirirlo, muchos querrían poseerlo ¡el mejor barco que jamás surcó el Océano!
Al llegar aquí hemos encontrado algunas cajas en la arena de la playa, restos de algún naufragio, ninguna con comida; ropa y trastos inútiles. Pero entre ellas, una que contenía papeles y a la que una ola estrelló contra una roca, rompiéndose y dejando la orilla llena de ellos al retroceder. El lechuguino ha salido corriendo, antes de que el oleaje volviera hasta ese punto, y ha rescatado muchos que, aunque algo mojados, aún pueden leerse en gran parte. Otros han sido arrastrados por la marea mar adentro y se perderán irremisiblemente para siempre.
Cuando nos hemos sentado a ojear los legajos rescatados, han resultado ser cuadernos de bitácora. Proceden de los barcos más diversos, al parecer hundidos, abandonados o varados indefinidamente y -jugarretas del destino- el buque que los trasportaba ha terminado hundiéndose.


La playa era un cementerio de cuadernos de bitácora, historias de zozobras y naufragios que han terminado borradas por el mismo mar que hizo sucumbir a sus protagonistas...
...¡Lechuguino! ¿estás tomando nota? Ya llevabas días sin escribir nada, pero en cuanto demos con esa canalla vas a tener trabajo, ya lo creo ¡por los dientes de todas las orcas! ¡necesitarás papel y tinta en abundancia para contar lo que voy a hacerles uno a uno a ese hatajo de escolopendras despreciables!



jueves, 19 de febrero de 2009

¡Malditos desleales!

¡Brrrr! ¡Por fin he llegado a alguna parte!
Me pillaron mirando ensimismado aquellos cuadernos franceses llenos de lujuriosas mozas y aprovecharon para amarrarme y montarme en un bote con el lechuguino. Nos soltaron en alta mar sin más ayuda que una cantimplora y un cuartillo de ron y hemos navegado todo este tiempo guiados por las estrellas, hasta que hemos conseguido tocar tierra. Ni siquiera los más fieles me han seguido, con lo cual han demostrado su bellaquería ... ¡ratas traidoras! Pero ¡por todos los cetáceos! ¡pagarán cara su osadía! Sé que siguieron rumbo a Tortuga y nosotros debemos estar a menos de 4 días de navegación, según mis cálculos ¡en cuanto les eche el guante verán lo que ocurre por traicionarme! Y mi barco... ¡se fueron en mi barco! ¡maldita canalla vil y rastrera!
¡Lechuguino! busquemos un lugar donde pasar la noche y algo de comer, hay que reponer fuerzas para partir en seguida hacia Tortuga, antes que esa pandilla de alacranes de cañaveral zarpe hacia otro lugar. Los atraparé y entonces...¡por todas las medusas, probarán mi furor!


jueves, 22 de enero de 2009

Eso No era Todo, amigos.

Aún hay más, quedaba lo mejor que lo tenía el lechuguino este escondido entre sus ropajes... ¡sabandijas abyectas! ¡Y pensar que no tenían la menor intención de compartir conmigo ni un ápice del botín! Conmigo, con su viejo capitán de toda la vida, que jamás los abandonaría por nada... bueno, pensándolo mejor, puede que los abandonase, de hecho ya les he jurado que se bajarán todos en Tortuga...¡todoooooos!... ¡maldito hatajo de degenerados! Mirad, mirad lo que tenía el lechuguino escondido ¿será... ? ¡Por todas las sardinas!:









¡Chusma afrancesada! La próxima vez que elija una tripulación ya pondré cuidado en ...¡gloups!


¡¡¡Lechuguinooooo!!! ¡¡¡Trae más roooooon...!!!

miércoles, 14 de enero de 2009

Moda Pirata

¡Por los rayos de todas las tormentas! ¡Malditos gusarapos de estanque!
Anoche bajé a los camarotes, mi tripulación estaba demasiado silenciosa. Allí me los encontré, todos bajo la luz de un fanal, fija la mirada en algo que sostenía este lechuguino entre sus rodillas y que al principio no acerté a ver entre tantas espaldas y cabezas apiñadas; boquiabiertos y absortos, ninguno se percató de mi llegada, así que los sorprendí in fraganti. Pensé que se trataba de algún objeto precioso que por cualquier motivo querían ocultarme, o quizás les estaba leyendo alguna historia interesante, dado que ninguno de a bordo sabe leer medianamente bien, excepto el lechuguino. ¡Nada de eso! Estos intrérpidos caballeros de fortuna estaban viendo un libro, sí...¡un libro francés de figurines que les han robado a esas malditas hijas de congrio que nos abordaron! ¡No sé cómo no me he tirado por la borda o la he emprendido a mandobles con todos ellos! Les he confiscado el dichoso libro y les he quitado la ración de ron de una semana, aparte de haber jurado por todos los mounstruos del los abismos que en cuanto lleguemos a Tortuga no quiero volver a verlos nunca más!¡A ninguno!
¿Estás escribiendo, lechuguino de todos los diablos que se te lleven? ¡No quiero que escamotees ni una letra, o te haré pasar por la quilla! -eso si esa pandilla de desertores afrancesados que tripulan el barco me obedecen- ¡¿Qué murmuras lechuguino? !¿Crees que estoy sordo? En cuanto pueda aprender a leer, repasaré todo lo que has escrito y ¡ay de tí si me estás engañando!
Y ahora dame ese maldito libro franchute, quiero verlo bien, no sé a qué venía tanto misterio y... ¡glub y reglub! ¡Lechuguino!: ¡que nadie me moleste en los próximos días de singladura a menos que el barco se esté hundiendo! ¡y trae el ron, por las barbas del mismísimo Neptuno!






¡Canallaaaaaaaaas! ¡¡A fregar la cubierta todos!!
Y aún hay más...¡no te digo, panda de BRRRRRRR!...Tú lechuguino, deja de escribir y dime qué pone aquí, que tampoco sé leer en francés...

jueves, 8 de enero de 2009

Después del abordaje

¡Malditos gaznápiros! Fuimos abordados por el barco de Calicó Jack cuando nos dirigíamos a Tortuga para pasar la Navidad. Ordené disparar a mis hombres, pero ¡oh pavor!: la tripulación que nos abordaba desde el barco del viejo Rajkham no era normal ¡Mujeres! ¡mujeres guapísimas y esbeltísimas -o al menos eso nos parecieron-! ¡y enseñándolo casi todo! ¡por la tinta de todos los calamares! Ambos barcos hemos estado a la deriva varios días -ellas nos abordaron, que conste- y, a pesar del gafe que supone llevar mujeres a bordo...bueno, pues eso, que una excepción confirma la regla. Tampoco he atendido mi bitácora adecuadamente, entre otras cosas porque enmedio de tanta algarabía y alborozo desmedido, se me perdió el lechuguino este...ha aparecido finalmente entre los trastos de la bodega, pero no estaba sólo ¡y parecía tonto cuando lo embarcamos! ¡maldito boquerón! Empapado en aguardiente y con esa...esa,brrr...la verdad es que era guapa ¡malditas anguilas hijas de anguilas!
Con todo este jaleo hemos perdido casi tres semanas y aún estamos enmedio del oceáno. Da igual, ahora no tenemos prisa; ya llegaremos a Tortuga.
¡Lechuguino! ¿estás escribiendo o sigues pensando en tu "maravillosa doncella"? ¡Voto al diablo si esa pandilla de pirañas del Orinoco no están buscando otro bajel al que abordar! Si no lo han hecho ya...por cierto ¿alguien ha visto a mi loro Felipe?